Ө El cuco es un ave distribuida en ambos hemisferios y meridianos. Dos de sus características son su particular canto y el parasitismo de nido. Documentado por primera vez en el siglo XVIII, las hembras colocan su huevo en nidos ajenos; una vez eclosiona, el pichón arroja o devora a la competencia. Así, él es el único que recibirá comida de los padres hospedantes. Ө
La promesa era clara: libertad de expresión, conexión global y diseminación de ideas novedosas y creativas. Las nuevas tecnologías auguraban una reducción de las distancias y la disolución de las fronteras: una nueva forma de comunidad más allá de las naciones. Pero la experiencia en las pantallas no siempre condice con lo que tienen detrás. Los grandes conjuntos de datos que permiten predecir patrones de comportamiento vuelven a la Red un botín disputado dentro de las dinámicas de poder.
Los discursos modelan los objetos de los que hablan. Como productos sociales, están marcados por las huellas de su producción: aunque velada, tienen su visión de mundo. Casi toda la actividad de los usuarios está basada en discursos, por lo que la circulación de información afectará las percepciones y creencias influyendo en las prácticas de los individuos.
Lo digital deviene un campo de disputa por moldear las ideas de los sujetos a partir de anticipar sus conductas y ofrecerles relatos determinados. No obstante, no ocurre de manera homogénea ni unidireccional; se esparcen por cada grupo social con estructuras y maneras específicas, reorganizándolos como tribus volátiles.
La comunidad que otrora se basaba en discursos más férreos deviene en un nodo de confrontación que constantemente intenta purgarse del (discurso del) "otro". Cada narrativa compite así por ser la única que los algoritmos alimenten con datos de usuarios.
Ө El secreto del cuco es la imitación. Le permite evitar posibles ataques de otras aves si emula sus movimientos. A su vez, los huevos parasitarios pueden replicar a los de más de un centenar de especies —según la distribución y sus particularidades—. Por lo que el engaño e infiltración aquí es un constante peligro para los nidos y sus crías. Ө
Imitación y repetición son el leitmotiv de trolls, bots, noticias, influencers, thirst-traps, cebos o usuarios comprometidos. Lo que pareciera auténtico puede ser solo la emulación (consciente o no) de dinámicas humanas —según su geografía y características— propagando las tensiones existentes.
Ө La mímesis abre la puerta al desasosiego. ¿Cómo saber si esa ave es la que aparenta ser? ¿Qué está oculto en el nido acechando? La única prueba será en el momento de la eclosión. Hasta entonces, la incertidumbre se extenderá a cada segundo esperando cómo es ese canto. Ө
Ө El reloj de cuco se basa en un péndulo, un gong y una abertura por la cual, llegada la hora, se manifiesta un autómata replicando el canto del ave. El origen de estos objetos data de principios del siglo XVII, un poco antes del registro del comportamiento parasitario del animal. Ya desde entonces, cualquier mecánico o relojero, sabiendo leer latin, podía simular el canto del cuco. Gracias a la técnica, el parásito ahora estaba en cualquier hogar, esperando el momento para salir. Ө
La globalización, lejos de "levantar fronteras", reterritorializó el ciberespacio por encima de las naciones para reconfigurar las disputas ideológicas y culturales según determinados intereses. Discursos digitales —auténticos o emulados— pueden inmiscuirse incluso en las actividades más ínfimas. Bajo la fachada de "liberar el potencial individual" pueden condicionarse las actitudes de diferentes grupos para canalizar sus emociones. En la atomización y polarización estocástica la sociedad se disuelve en una paz caliente. Ahí está su motor de fragmentación, el germen que acabará con esta.
Ө Más de cuatro siglos —nuestra modernidad— y el mecanismo sigue intacto. El procedimiento no es nuevo, pero encuentra nuevas herramientas, nuevos artilugios. Pasan los soberanos, modelos y sistemas, pero los relojes siguen sin modificaciones, excepto la imagen del ave. El simulacro de la mímesis: la apariencia del falso cuco se adapta según el lugar y sus características —pudiendo incluso no ser un ave—. Nadie está exento. Al igual que el animal, su versión mecánica está oculta en el "nido" de engranajes. Una vez marcados los segundos, dada la hora, la entidad se hace presente y comienza a cantar. Ө
Ө El cuco es una criatura ibérica la cual aterroriza a los niños que no quieren ir a dormir. Su etimología es variada, de las que destaca el euskera «Koko» («fantasma» o «extranjero»). El nombre se asocia también al capirote de los condenados por la Inquisición. Reveladas como pecadoras —ajenas al "nosotros"— debían lucir una grotesca vestimenta debido a la "maldad" que había en su interior. Ө
Ө Cual sea su origen, la figura del cuco acecha desde la infancia: canciones, estampas y cuentos. No obstante, no existe una descripción consistente de este, ya que se considera que muta su forma. No saber dónde puede estar ni bajo qué figura solo puede generar incertidumbre y paranoia. Ө
Opresión, manipulación y conflicto perpetuo es la coyuntura de los usuarios de la Red. El miedo podría ser minimizado —como con la bestia hispana al madurar—, pero el nido está ahí. Puede contener fantasmas, procesos no abordados pero aún latentes, esta vez con el territorio en alteración permanente. El autómata está en casa, y es bueno aparentando.
El flujo infinito de información en nuestros bolsillos relativiza cualquier entidad. Un hábitat propicio para la mímesis. En ese vértigo convulsivo a cualquiera puede caberle el capirote. La justificación pueden ser solamente un par de silogismos unidos por el azar. Los relatos siempre pueden acercarnos al cuco.
¿Dónde estará? ¿Cuál será el "nido" que parasitará? ¿Qué contendrá ese "huevo"? La amenaza siempre está presente. No sabemos si ocurrirá, pero el tiempo sigue corriendo en ese perenne y adaptativo reloj. Habrá que esperar la hora. ¿Qué se oculta aguardando salir?
No es quién está detrás de esto, sino qué se gesta en cada lugar. Lo que eclosione serán las condiciones del porvenir. Quizás escuchemos el trino, la voz del cuco.
Referencias: